Recientemente tuve la oportunidad de ver las increíbles cascadas de Dominica. Esta fue mi experiencia y lo que aprendí de ella y cómo me hizo entender mejor la vida.
Fue una aventura increíble escalar hacia unas cascadas que estaban conectadas con un volcán o algo así. Al inicio del día, yo dije: "Quiero conocer esta isla, se me hace muy bella", y estaba muy emocionada. La actividad que iba a hacer era un poco de senderismo y un poco de disfrutar de la cascada. Inocentemente, me embarqué en esta aventura, pero nunca pensé que iba a ser tan extrema y desafiante en el sentido de que estás ahí con la naturaleza tal cual, en su estado natural, sin mucha intervención humana.
Al llegar, hasta donde estaba la cascada, que estaba bastante arriba en la montaña, todavía entras a una especie de riachuelo donde cae la cascada. Son como puras piedras y todo se ve tan alcanzable, pero cuando empiezas a subir y subir y subir sientes que nunca va a terminar, y para mí se convirtió en una analogía de la vida y en un ejercicio muy interesante porque al principio, uno, pasas por la sorpresa de no saber en lo que te habías metido. Dos, una vez que empiezas a subir el camino, depende de la persona, pero para mí, prefiero ir hasta el final de las consecuencias después de cierto punto, siempre y cuando no sea un riesgo mayor, ¿no? Pero a medida que pasaba más tiempo, me empezaba a dar cuenta de que "no creo que pueda salir de aquí sin mojarme". Porque empiezas a ver la naturaleza de lo que estás enfrentando. Y bueno, son muchísimas piedras y agua, un camino casi completamente impredecible. Después de subir todo un camino un buen rato, diría como unos cuarenta minutos, tal vez una hora, porque son piedras sobre piedras, sobre piedras, sobre piedras, algunas secas, otras mojadas. A veces pisas y no parecen resbaladizas y, oh sorpresa, y viceversa. A veces necesitas la ayuda y la mano de alguien pero empiezas a descubrir que todo tiene una forma de lograrse, ¿no?
La mayoría de las cosas tienen una forma, una solución, una forma de alcanzar la meta, ¿no? Y bueno, la meta era llegar cerca de donde cae el agua porque había un agua termal y luego otra área de agua fría, y era maravilloso, o sea, pones un pie en un lado y estaba fría, en el otro estaba caliente, natural. Y bueno, sí, parecía imposible, y lo que descubrí o el aprendizaje que tuve es que cuando te enfrentas a la acción de la vida, a lo rudo de la vida y la necesidad, es que #1 solo das un paso a la vez. No te abrumas con todo lo que quieres lograr, sino que das un paso, una cosa a la vez cuando lo estás haciendo y estás ahí en ese momento, #2 Siempre puedes investigar cómo se hace. Inmediatamente busqué a alguien que me dijo: "¿Sabes qué? Mucha gente trata de usar solamente una parte del cuerpo y aquí lo que se requiere es que uses todo el cuerpo." Cuando me dio ese dato, empecé a actuar conforme a él, y honestamente empiezas a desarrollar habilidad... Empecé a recordar cómo se mueven mis gatos, cómo hacen todo, y la verdad aprendí un montón porque me di cuenta de que no era imposible. Sí costó mucho trabajo, desde rasparme las rodillas, las palmas de las manos y los codos, y me resbalé varias veces, no grave aunque sí era una actividad un poco arriesgada, pero después de un rato dices: "Ok, estoy dispuesta a darme unos golpecitos y aceptar algunas cosas que son parte de la actividad." Sí, hay que ensuciarse las manos, hay que picar piedra como dicen.
Y bueno, paso a paso, piedra a piedra, escalón a escalón, sí llegamos, y éramos bastantes personas. A algunos se les hizo más difícil que a otros, pero todos lo logramos, y la verdad valió la pena ese momento. Ese ratito que no fue muy largo que estuvimos ahí, fue suficiente para saborear incluso todo el esfuerzo, para saborear la vida y el MOMENTO que estabas viviendo, pues tú mismo causaste que ocurriera.
Luego bajar fue otro RETO, fue igual de difícil que subir porque es peligroso bajar por un lugar tan empinado, cuesta abajo, con piedras resbaladizas, huecos en el agua, diferentes alturas. Fue muy interesante pero bueno, se cumplió; todos lo logramos. Aprendí a usar todo el cuerpo, a gatear, a escurrirme, a caerme con cálculo, a utilizar todo el cuerpo tal como lo haría un gatito, siendo maleable, siendo flexible, estirándome, siendo rápida, siendo lenta, usando todos los recursos que tienes en tu cuerpo. Y recordando que el cuerpo es una herramienta, que tú no eres un cuerpo, que un cuerpo es como un coche que usas para vivir (y también lo tienes que cuidar obviamente) pero también, tienes que vivir con él, tienes que usarlo, no te puedes quedar estático en la vida. Hay que tener ACCIÓN en la vida para tener FELICIDAD y cosas buenas.
Los dejo con eso, un momento capturado de mi aventura en Dominica. Los quiero mucho. Quienquiera que esté LEYENDO esto, ¡GRACIAS! Les deseo TODO LO MEJOR!
Con cariño,
Brenda Marie